Pues sí, ya lo estáis/estamos viendo todos: por Real Decreto, no sé si Ministerial o Televisivo, ahora por narices tiene que gustarnos el fútbol femenino. ¡Ay de ti si se te ocurre cuestionar la calidad de sus jugadoras! Te caerán los males del infierno si osas decir que un partido de fútbol de chicas te parece (y siendo benévolo) aburrido, falto de emoción. Prepárate para que te regalen unos pocos calificativos: machista, retrógrado, carca, mente cerrada, “típico machito que piensa que el fútbol es un reducto exclusivamente masculino”,…
No es nada de eso, simplemente el fútbol femenino me parece un coñazo. Oh, perdón, que creo que tampoco se puede utilizar esta expresión porque alguna lo puede interpretar como una mención despectiva al aparato genital femenino y nada más lejos de mis intenciones en este caso, pues solo quería emplear una expresión como “soporífero”, “tostón infumable”, “truño” o “peñazo”. Durante el pasado Mundial de fútbol femenino descubrí que existe un somnífero mejor que las etapas llanas del Tour de Francia y eran esos partidos voluntariosos de “jóvenas” (que diría Irene Montero) intentando emular a los grandes jugadores de fútbol profesional.
Las futbolistas han mejorado mucho, de eso no hay duda, pero de ahí a que este deporte se convierta en multitudinario, “¡¡¡onvreeeee!!!”, dista un abismo mayor que el de Helm. Y aunque me lo negarán mis nuevas haters, no es un problema de machismo, sino de gustos. Por ejemplo, me encantan algunos deportes en versión femenina y no voy a hacer la típica broma del vóley playa porque para ver culos, como dicen algunos amigos míos que hacen, ¡hay plataformas mejores, salidorros!
Disfruto el atletismo o el baloncesto femenino, que llevo años viendo y disfrutando. El baloncesto femenino trabaja mucho más que el masculino los conceptos técnicos y el juego en equipo al ser consciente de sus diferencias físicas (limitaciones, sí, digámoslo así, como no poder jugar por encima del aro). Se logra un juego muy dinámico, mucho más estratégico que el baloncesto masculino, especialmente el NBA, que suele consistir en “yo la boto seis segundos y me la mamo en cuanto llegue, bien sea tirando un triple desde mi casa o haciendo un mate”. El baloncesto femenino tiene esencias de baloncesto de los sesenta y setenta, mejorado con buenos fundamentos técnicos y tácticos.
También suelo ver partidos de tenis femenino, aunque ya no tengamos a Arancha y Conchita. Y reconozco que lo veo no solo por el juego, que es siempre entretenido y en ocasiones espectacular, sino porque ofrece otros alicientes. Como mi tío Torrente me enseñó, puedes cerrar los ojos, escuchar los gemidos de las jugadoras al golpear la bola y ponerte totalmente palote. Aquellos partidos de Kournikova… Esas piernas infinitas de Sharapova…
Bromas aparte, la moda actual nos dice que nos tiene que gustar el fútbol femenino. Nos lo ponen en los telediarios otorgándole un espacio muy superior al que debería tener por número de aficionados. En Televisión Española, la pública, ¡la de todos!, apenas mencionan el baloncesto, las motos o la Fórmula 1, pero de repente tenías continuamente noticias de nuestras jugadoras en el Mundial de fútbol de Francia. Pregunté por el nombre de las jugadoras a varios compañeros de esos que me decían que tenía que dedicarle un ratito y ninguno fue capaz de citarme más de dos. Algunos y algunas ni eso. Yo sí conozco a alguna jugadora y quise dar mi opinión: personalmente creo que todos los premios se los debería llevar Alex Morgan, la norteamericana, porque está cañón. Muy potente, muy guapa. Supongo que si lo dijera en público, sin seudónimo, sería ampliamente criticado, pero similar “machirulada” la soltó Megan Rapinoe en la gala de The Best acerca de Van Dijk y todo fueron risas, así que permitidme el comentario a la inversa.
Porque esa es otra, no está permitida la crítica al fútbol femenino, no se tolera, se mezcla con el machismo, la misoginia y no sé cuántas cosas más. La prensa dedica artículos sobre fútbol femenino sin críticas en los que todo es maravilloso y todas las jugadoras son unas fueras de serie que han tenido que luchar contra barreras y prejuicios como los del firmante de este artículo. Que conste que les reconozco el mérito, que sé que juegan mucho mejor que yo, que colgué las botas hace tres décadas, pero que no me intenten convencer de que el suyo es un espectáculo visualmente atractivo. No lo es, aún falta bastante.
Lo que ha cambiado este año para que nos metan el fútbol femenino hasta en la sopa es que la Federación se ha hecho cargo de la misma y quiere rentabilizarla como una inversión más. Han conseguido que Mediapro adquiera los derechos, que Iberdrola meta 3 millones de euros y quieren que se hable y repita el nombre continuamente. Punto, es un tema económico, no hay una mayor demanda espontánea, ni un crecimiento repentino del interés de los aficionados. Y aficionadas, perdón, seamos inclusivos.
El Athletic Club de Bilbao es el equipo con mayor asistencia a sus estadios, con una media de ¡1.500 espectadores!. Sí, lo sé, todos hemos visto las imágenes de las 60.000 personas en el Wanda hace unos meses, pero fue un acontecimiento excepcional, porque la media de espectadores del Atleti, como del Tenerife, Sevilla, Málaga o Valencia está entre 500 y 1000 por encuentro. Cifras que están por debajo de las “grandes” ligas internacionales: la Bundesliga, que anda entre 1.000 y 2.000 personas por partido, y las ligas francesa e inglesa que andan ligeramente por debajo.
Así que reitero lo dicho: hay un interés por fomentar un deporte que el aficionado no demanda. Por esa razón se hizo la campaña (intencionada, dirigida, forzada) para que el Real Madrid entrara en este deporte, porque la marca Real Madrid podía atraer patrocinadores y mayor interés de las televisiones, y los piques con el Barça sin duda beneficiarían al espectador. Se dijeron muchas chorradas acerca del machismo de la institución para forzar lo que finalmente se logró: que el Madrid adquiriera la estructura de un equipo de Primera División. Del mismo modo que se forzó para que el primer partido fuera un Barça-Madrid (y digo que se forzó porque estoy seguro de que no fue casual ni producto de un sorteo) y que este acabara con goleada (el arbitraje infame tampoco fue casual). Se buscaba la repercusión, la vergüenza en el madridismo para ver si ahora el club mete más pasta en forma de fichajes de renombre. No soy Rappel, pero lo que ocurrió el pasado 7 de septiembre (F.C. Barcelona 9 – C.D. Tacón 1) ya había sido anticipado por unos “cuñaos cerveceros” en un chiringuito de Marbella en julio cuando ni siquiera se había celebrado el “sorteo” del calendario de Liga.
“El Mundial sí atrajo el interés de los medios y de los espectadores”, dirán algunos. Bueno, no estuvo mal. 21.756 espectadores de media. “¿Ves cómo crece el interés?” Pues no, no lo veo. En 1999 en Estados Unidos la media superaba los 37.000 espectadores por partido. Los partidos de la selección española tuvieron una media inferior al millón de espectadores por televisión. Las jugadoras de la selección estadounidense han tenido los santos coj… ovarios de abrir un proceso judicial por discriminación salarial, puesto que el Mundial repartió 30 millones de dólares en premios, una cifra nada desdeñable, pero ridícula en comparación con los más de 400 millones que se abonaron en el Mundial masculino de Rusia. Alguien debería decirles que el impacto económico del Mundial femenino se cifra en 124 millones, mientras que el masculino de Rusia superó ampliamente los 7.000 millones. Cuestión de interés, no de discriminación. Tanto produces, tanto ganas.
Intento ser racional, pero si queréis hablamos del juego, de cómo es posible que la mejor selección de fútbol femenino del mundo, la estadounidense, fuera goleada por un grupo de chavales de 15 años. Ocurrió en un partido en Dallas. O que la selección australiana perdiera 7-0 en un partido contra unos juveniles de su país, que ni siquiera eran la selección de su categoría. Si queréis hablamos de por qué sigue sin interesarnos, o de por qué es tan lento, o charlamos amistosamente sobre la razón de que se fallaran tantos penaltis durante el pasado Mundial, pero ya que me van a llover las críticas, creo que llegado a este punto es mejor dejarlo. Voy a ver los resúmenes del fútbol del fin de semana. Solo los del masculino.