Hace poco más de un año, para ser más exactos el 19 de noviembre de 2017, publiqué en la Revista semanal digital mexicana de Reversos un trabajo (una especie de mini reportaje) titulado: “Colapso capitalino: Crisis de Pumas y Cruz Azul” (A efectos de revisión, favor de dar click en el siguiente hipervínculo: http://reversos.mx/colapso-capitalino-crisis-pumas-cruz-azul/), una entrega ilustrada por cierto por el maestro mexicano Ricardo Camacho.
En dicho trabajo englobaba lo que para entonces era una crisis de dos equipos de la Capital de la República Mexicana, que además eran y siguen siendo el 3 y 4 con el mote de clubes grandes a nivel nacional, y que para tal tiempo enarbolaban terriblemente una degradación institucional desde el plano deportivo de forma alarmante. Además transcurrían momentos duros para la Ciudad de México, se cumplían dos meses escasos de aquel terremoto tétrico de ese 19 de septiembre (versión +32, en pleno año 2017). Hoy las cosas pintan diferente porque en estos momentos estos dos, más el América, son los mejores del semestre, ni más ni menos.
Para este Torneo Apertura 2018, en este momento en que un servidor escribe este texto, lunes 4 de diciembre de 2018, las semifinales han quedado definidas y las desarrollarán en busca del camino a la final los Rayados del Monterrey junto a (ni más ni menos) la tripleta de capitalinos de la Liga Mx, tridente que por cierto comandó el mejor futbol asociación en México; fueron para dicho certamen mexicano de ensueño para la CDMX el uno, dos y tres; lo anterior en el siguiente orden: Cruz Azul, América y Pumas de la UNAM.
Además el mejor espectáculo fluyó desde las canchas capitalinas, tanto de Ciudad Universitaria “el Olímpico México 68”, casa de los Pumas, y el híbrido “Estadio Azteca”, el mítico Coloso de Santa Úrsula, casa del América y del Cruz Azul.
Con tal aspecto, para hoy, reiterando, momento en que un servidor escribe este texto, la final de vuelta se garantiza en cualquier escenario de la Capital del país. Los Rayados de Monterrey y Cruz Azul definirán una de las llaves, primero en Guadalupe, Nuevo León (Zona Metropolitana de Monterrey), y luego en la Cancha del Estadio Azteca. La siguiente llave será un acceso absolutamente capitalino, defeño o chilango, o como usted guste llamarle, y quedará definida entre Pumas y América, iniciándose esta en el Estadio de C.U y culminándose también en el máximo templo del futbol del continente americano, la mítica cancha del Estadio Azteca.
Las posibilidades de una final absolutamente capitalina lucen muy probables, toda vez que los tres de la Ciudad de México lucen futbolísticamente mejor que el equipo regiomontano, no sin dejar de aceptar que los Rayados ostentan ser el segundo plantel de mejor calidad (hombre por hombre) de México, justo por debajo del otro de los regiomontanos, de fracaso rotundo en todo este 2018, los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Tristemente para un semestre de lujo en la Capital de México, uno de los tres quedará fuera, y de tener tres opciones de campeonar la Ciudad de México en menos de quince días las posibilidades de ver a uno de sus clubes representativos se pueden reducir a ninguno, cosa que dependerá en gran medida del Monterrey, sin duda alguna.
Recientemente la llave Cruz Azul vs. Monterrey disputó una final de copa, por cierto muy desequilibrada, muy en favor de la Máquina Cementera, que desde el pasto del moderno Estadio BBVA coronó una Copa Mx perfecta, bien jugada, bien ganada, legitimadora.
Los tres de la CDMX han hecho muy bien las cosas. Se acordaron que la Capital de la República necesitaba buenos representativos y empezaron a hacer bien las cosas. Entendieron que no era digno que siendo además tres de los cuatro más grandes, junto al Guadalajara, en la Ciudad de México empezarán a verse en masa (miles de aficionados) con ropa de de las mismas Chivas del Guadalajara, del Toluca, de Tigres, de Pachuca, de Rayados, de Querétaro, de Puebla, de Santos, etc.
El proyecto de Ricardo Peláez, con el entrenador Caixinha y un grupo de jugadores motivados, entregados a Cruz Azul hacen de la máquina el más favorito de todos para ganar este torneo. Se consolida la puesta en marcha de un proyecto deportivo ambicioso, pensado en devolverle la grandeza a este gigante que hace un año denigraba su prestigio como nadie más.
Rodrigo Ares de Parga supo poner bien en la balanza el equilibrio entre la reconstrucción de una cantera que a futuro volverá a ser la más importante de México, y un Pumas bien estructurado, con buenas contrataciones más gente de casa con mucho futuro, consagrando una jerarquía maravillosa para el equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México.
América tiene como única chance de consagración el ser campeón. Al América ya no le basta calificar, llegar a semifinales, jugar la final y ser subcampeón. Son junto a Tigres el mejor equipo de la década, mantienen un equilibrio muy bien estructurado, están perfectamente dirigidos por Miguel Herrera y tienen un cuadro de lujo, con jugadores mexicanos, algunos de cantera más una cartera de extranjeros de muy buena talla. En el América es el título o nada, así de simple.
Para esta semana un clásico capitalino a la vista para definir a uno de los finalistas, con un Pumas y América, América y Pumas, que promete mucho espectáculo. Una auténtica guerra civil al sur de la Ciudad de México.