Nacido en Cheb, región de Karlovy Vary, Checoslovaquia, Pavel Nedved fue y sigue siendo uno de los mejores jugadores checos de todos los tiempos. Fácilmente distinguido por sus ojos azules y su melena rubia.
Sus comienzos fueron en el Viktoria Plzeñ pasando por sus diferentes categorías, pero su carrera profesional empezó en el Dukla de Praga allá por el año 1990, donde destacó, ganó su primer título nacional. Ello no pasó desapercibido para el club grande de la ciudad, el Spartak de Praga, club al que se incorporó en la temporada 92/93 donde estuvo varios años y con el que ganó varias ligas y copas. Allí también dejó una impronta que le llevó a abandonar el club y aventurarse en retos mayores acorde a su talento.
Fue entonces cuando recaló en la Lazio en la 96/97 ganando dos Copas de Italia, dos Supercopas, y un título de la Serie A además de la Recopa y la Supercopa de Europa.
Al finalizar la temporada en el 2001 se incorporó a la Juventus, quien pagó 42 millones de euros al equipo lazial, donde ya se consagró como uno de los mejores jugadores del mundo llegando incluso a ser premiado por la prestigiosa revista France Football con el Balón de Oro en el año 2003. Era uno de los líderes del vestuario, pero ejercía su poder lejos de los medios. Sus comienzos en la Juve venían precedidos de una sensible baja en el club como fue la marcha de Zinedine Zidane por 77.5 millones de euros, lo que suponía un enorme reto para el club y para su entrenador Marcelo Lippi buscar reemplazo, pero el checo cumplió con creces su papel. El entrenador italiano decía de él que “no dejaba de correr ni cuando dormía”, haciendo alusión a su total entrega al club y a su perfección por el cuidado físico que exigía su trabajo.
Un signo de su amor por el club fue que cuando el equipo bajó a Segunda, él se quiso quedar y comandar el nuevo proyecto junto a Buffon y Del Piero, llegando a bajarse el sueldo para que su club no tuviera unos gastos desmesurados.
En la Vecchia Signora fue donde permaneció más tiempo como jugador en toda su carrera ganando dos Scudettos, dos supercopas de Italia y un campeonato de la Serie B. Con 327 actuaciones con la camiseta bianconera es el tercer jugador no italiano con más encuentros disputados.
Una vez retirado, ingresó en el organigrama del club turinés, formando junto con Andrea Agnelli, Fabio Paratici y Giuseppe Marotta un grupo con el objetivo de la reconstrucción de la Juventus para llevarla de nuevo a lo más alto del panorama italiano y europeo.
Fue su andadura en el Sparta de Praga la que le abrió las puertas de la selección debutando ante Irlanda en 1994. El magnífico papel en la Eurocopa de 1996 en Inglaterra, donde quedó subcampeón tras perder con Alemania en la final por 2-1, le abrió las puertas del calcio italiano para fichar por el SS Lazio. Participó en tres Eurocopas y en un Mundial
Era un jugador que destacaba por su poderío físico, por ser un todoterreno en el centro del campo, motor del equipo. A pesar de ello no estaba exento de calidad, y poseía un potente disparo de media distancia. Era un centrocampista moderno capaz de destruir, crear juego marcar y asistir.
Dedicado a mi gran amigo David Whitworth.