El miércoles 24 de enero se entregaron las medallas a la Orden de Canadá, la cual recibió la capitana de la selección de fútbol femenina canadiense, Christine Sinclair. Ha sido calificada como “la mejor jugadora que jamás se haya puesto las botas de fútbol para el equipo de Canadá”.
La canadiense de 34 años de Burnaby, British Columbia, asistió a la ceremonia de investidura en Rideau Hall, recibiendo el honor de la gobernadora general Julie Payette, quien dijo de ella que “Su liderazgo dentro y fuera del campo la ha convertido en una inspiración para innumerables atletas jóvenes de todo el país.”
El honor, anunciado el pasado mes de junio, generó una gran reacción positiva en las redes sociales tanto por parte de aficionados y de otros deportistas.
“La Orden de Canadá para Christine Sinclair, persona increíble, leyenda viviente como jugadora, sigue elevando el listón Sinc, para todos los canadienses”, dijo el ex entrenador del la selección nacional de fútbol femenina John Herdman, quien ahora está a cargo del equipo nacional masculino.
Su Humildad la Hace Mas Grande
Merritt Paulson, propietario del equipo Portland Thorns NWSL, para el cual juega y es capitana Sinclair, también intervino en Twitter.
“No puedo decir lo contento que estoy. Es difícil imaginar a una jugadora que represente mejor a nuestro deporte que @sincy12 … Nunca he conocido a una super estrella más humilde. El reconocimiento la hace legítimamente incómoda, pero nadie se lo merece más que ella”.
Sinclair ha anotado 169 goles en 262 apariciones con Canadá, liderando el camino hacia dos medallas de bronce olímpicas consecutivas en el 2012 y el 2016.
Lo bonito de este reconocimiento para Sinclair es que aun está muy activa en el deporte, lo cual brilla mas luz sobre lo que está haciendo para desarrollar el deporte a nivel nacional, y mundial (sabiendo que hay mucha afición internacional que se inspira con sus logros). Y esto tiene un efecto dentro inmediato en cuanto al cambio social en cuanto a cómo se tratan a las mujeres, sea cual sea su profesión.
Sinclair, nombrada Oficial de la Orden de Canadá, fue una de las 47 personas condecoradas el miércoles. Creada en 1967, la Orden de Canadá reconoce los logros sobresalientes, la dedicación a la comunidad y el servicio a la nación.
Y en el resto del mundo, qué pasa?
Pongamos por ejemplo a España. Existen condecoraciones como la Orden del Mérito Civil, la Orden de Isabel la Católica, y la Orden de Carlos III. Aunque con estas sólo se han condecorado a (tanto hombres como mujeres) politicos, ministros, presidentes, ejecutivos, profesores, abogados… y una monja (bendita sea).
Pero la condecoración española más conocida es la del Premio Princesa de Asturias (anteriormente Premio Principe de Asturias entre 1981-2014), aunque ésta se divida entre varias categorías como Deporte, las Artes, y la Concordia, entre otras.
En el ámbito deportivo, cabe mencionar que la única deportista española que haya recibido este premio hasta la fecha ha sido Arantxa Sánchez Vicario en 1998. O sea, hace 20 años. Y han pasado muchas cosas en el deporte femenino durante este tiempo.
A caso no es hora de mirar otra vez a deportistas españolas y reconocerlas de esta misma manera, que vivan de su pasión, sigan en activo y sirvan de inspiración para pequeños y mayores a superarse a si mismos?
Podríamos proponer a deportistas como Mireia Belmonte, Lidia Valentín, o Garbille Muguruza… pero como aquí nos estamos centrando en el fútbol, hablemos sobre deportistas dentro de este ámbito para confirmar a los demás que el trabajo en equipo – no solo en equipos masculinos – sí vale, sí nos ayuda a tod@s a avanzar, y sí merece el máximo honor.
Mujeres unidas por una causa común y que sigan en activo. Mujeres como por ejemplo Verónica Boquete y demás “soñadoras” del fútbol femenino en España, que llevan años luchando para llegar a los máximos niveles competitivos así como la igualdad dentro del ámbito laboral como profesionales del fútbol. Se merecen mucho respeto y los honores equivalentes.
Como sus antecesoras ya retiradas, han roto las barreras principales de la discriminación. Una condecoración así pondría el punto sobre la í en cuanto al SÍ se puede cambiar la cultura, derrotar al machismo, y crear una igualdad donde hay sitio y respeto para tod@s.