Oye, ¿y si además de pelear por los balones de oro y los títulos colectivos vemos también si podemos convertirnos en referentes morales para los chavales?
– ¿Qué quieres decir?
– Como todo lo que hacemos es muy comentado en la prensa y por un montón de gente joven, creo que podríamos hacer algo bonito. Tenemos la posibilidad de llegar a mucha gente.
– No me lo había planteado nunca. ¿Y eso lo pueden hacer los rivales? ¿Y en el fútbol? ¡Qué va, tío! Eso será para otros deportes, pero no para el fútbol.
– ¡Claro que se puede! Vamos a seguir siendo rivales, a querer que nuestros equipos ganen, pero intentando ser buenos ejemplos.
– Explícate bien.
– A ver, cuando juguemos, podemos pedir a nuestras aficiones que se comporten correctamente, que vengan a animar pero que no insulten. Oye, que nuestros hijos también van al campo. También les vendrá bien que haya buen ambiente; eso es bueno para todos.
– ¿Y qué dirán de nosotros?
– Nada malo. Seguro que será algo bonito para nuestras carreras; y más para nuestras conciencias, ser interior y para nuestra labor como padres. Seguro que nuestros hijos se sentirán orgullosos. ¡Puede que hasta nos vean en los libros de texto algún día como referentes éticos del fútbol! ¿Te imaginas?
– Vale, pero seguro que cuando cometamos un error nos van a crucificar. Por ejemplo, si nos tiramos para fingir un penalti o protestamos al árbitro dirán: “Se creen muy caballeros, pero luego la cagan como todo el mundo”.
– Claro que la cagaremos, y claro que se nos criticará; pero recuerda que de todas formas se va a hablar de nosotros. Pues que se hable también de las cosas buenas que hacemos. Vamos a comprometernos a actuar lo más éticamente posible a partir de hoy. Y cuando cometamos errores, pues pedimos disculpas y seguimos adelante, tratando de mejorar en el futuro. Lo que debe hacer cualquier ser humano, ¿no? Además de hacer historia por nuestros títulos, nuestros goles y rivalidad, podemos hacer historia por nuestros valores. ¿Qué te parece?
– Me has convencido.