Ciertamente que sufrir goleadas en el fútbol duele, achicopala, entristece, baja la estima, aplancha los ánimos y sobre todo, golpea nuestros deseos de querer ganar siempre.
Pero el fútbol, el bendito fútbol como disciplina deportiva grupal, tiene, contiene y mantiene un primer axioma innegable: que nos sabe dar revancha a la vuelta de la página, sea mañana, pasado o en un año.
Y quienes hemos jugado, entrenado, hinchado en torno de un partido de fútbol, de un torneo, de un campeonato, de alguna competición, y hemos salido “goleados”, hemos vivido y enfrentado, “el sorbo amargo de caer por muchos goles en contra”.
Ahora bien, ningún equipo, ninguna selección y ningún país son invencibles. Este es un segundo axioma absolutamente alentador. Más temprano que tarde, “devolveremos y/o nos devolverán las goleadas”.
Las dos derrotas por goleadas sufridas de nuestra selección colombiana femenina de mayores ante las campeonas mundiales de los Estados Unidos, en partidos amistosos, (4×0 y 6×0) acaecidas las noches del 18 y del 22 de enero, en el Exploria Stadium de Orlando, Florida, ciertamente, deben quedarnos como vívidas experiencias para crecer y para recomponernos.
El técnico Nelson Abadía y su cuerpo complementario, deberán capitalizar “para bien”, ante y con las jugadoras que compitieron, “estos tormentosos resultados”, a efectos de que, nuestras chicas, positivamente se rehagan ante las goleadas, y mínimo su autoestima vuelva a lograr equilibrio emocional y la actitud ganadora emerja a su máximo nivel.
Sin que vaya a sonar a disculpas, -porque no las hay- más bien, es la voz de uno que clama en el desierto, recogiendo muchas voces inconformes; ésta marcada diferencia de diez goles con las campeonas mundiales debe a su vez, ojalá, tocar por fin el alma de nuestra paquidérmica dirigencia, para que entiendan, que su gestión debe enfocarse con todo en apoyar, incentivar y establecer una verdadera liga, regularmente competitiva, -qué bueno que fueran los dos torneos en el año, como los tienen los equipos masculinos- para que capitalicemos todo este grande potencial y talentos al por mayor que tienen y han mostrado hasta la saciedad nuestras excelentes jugadoras, desde al menos, contabilizando una década extendida, por trece años. (2008, Campeonas del sudamericano sub 17, el 30 de enero, en Villarica, Chile; Subcampeonas en el 2010, del sub 20 femenino, el 17 de marzo, en Bucaramanga, Santander, estadio Alfonso López. Cuarto lugar, en el Mundial Femenino Sub-20, 2010, 1º de agosto, en Bielefeld, Alemania. Medalla de Oro en panamericanos de Lima Perú, el 9 de agosto, 2019, en el gramado sintético del estadio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos).
Una nota sobre el por qué del éxito mundial de las jugadoras norteamericanas, nos las describe así:
“Una historia exitosa desde sus inicios. El primer Mundial femenino, realizado en China en 1991, lo ganaron las estadounidenses tras competir en un torneo que contó con la participación de doce selecciones y en el que vencieron a Noruega por 2-1 en la final. De ahí en adelante el crecimiento ha sido exponencial, pese a que el fútbol internacional de mujeres ha tenido varias intermitencias. Cuatro mundiales de siete jugados, cuatro medallas de oro de seis posibles y nueve premundiales de la Concacaf de diez disputados son credenciales que defienden su prestigio. ¿Pero a qué se debe su éxito y progreso? ¿Por qué desde sus inicios la selección de Estados Unidos empezó a cosechar triunfos? Más allá de la infraestructura, todo empezaría por los mismos referentes del deporte. Según un artículo de National Geographic, las jugadoras del balompié norteamericano siguieron el ejemplo de Billie Jean King, la tenista que venció a Bobby Riggs en la “batalla de los sexos” en 1973. Ya con el primer Mundial encima, la misma comunidad se hizo consciente de que ahí había un campo por explorar y explotar, y así fue que empezaron a surgir grandes jugadoras como Michell Akers, Mia Hamm y Abby Wambach, quien es la máxima goleadora de la selección, con 184 tantos, y ganó en 2012 el Balón de Oro”. (https://www.msn.com/es-co/noticias/otras/el-f%c3%batbol-femenino-estadounidense-un-referente-para-colombia/ar-BB1cYRh9?ocid=mailsignout&li=AAggFp8).
Ahora bien, los diez goles recibidos por las nuestras desde los pies y los cabezazos efectivos de las mundialistas gringas: en el primer juego, por cuenta del hat-trick de Samantha Mewis, (1º -a los 4-, 2º -a los 33- y, 3º -a los 46-) después su hermana Kristie, (a los 85) anotó el cuarto. (4×0, donde ellas nos hicieron 22 remates, 11 directos al arco, con una posesión del 64%, mientras que las nuestras no hicieron un solo disparo al arco).
Y de otro lado, Catarina Macario, (nacida en Brasil, el primero a los 3 jugados). Luego la capitana Megan Rapinoe, (en dos ocasiones, una de penal, a los 35 y 44) Lynn Williams, (a los 60), Lindsey Horan, (a los 73) y Margaret Purce, (de cabezazo a los 86, su primer gol con la selección) fueron las anotadoras en el segundo juego, del 6×0; reitero, estas sendas goleadas, deben enseñarnos mucho más que apabullarnos.
Así Sandra Sepúlveda, (nuestra estupenda arqueraza) se haya comido los diez goles; todas las chicas que participaron en los dos encuentros, titulares y emergentes, habrán de llevar “este sino esculpido en sus corazones”, para sacar toda su garra, talento, virtudes, ganas y deseos de aprender la lección, disponiéndose a crecer, a superarlo y a mirar positivas hacia el futuro competitivo que nos vendrá a nivel de selecciones y de equipos, frente a las instancias continentales y mundiales que enfrentaremos.
¡¡¡ ÁNIMO JUGADORAS DE COLOMBIA; EL FÚTBOL EN SU TIEMPO Y EN SU MOMENTO SABRÁ DARLES LA FELIZ REVANCHA !!!.
Phanor Humberto Ramírez Peña
Palmira, enero 24 del 2021.