En esta orilla del mundo, vivimos con pasión el fútbol, lo sentimos adentro, lo llevamos en el corazón, por eso nos duele mucho que desde hace un año, la soledad de los estadios, se refleje en las canchas, afecte directamente a los protagonistas del espectáculo: los jugadores.
En países como Brasil, Argentina y Colombia, creemos que a inicio de la pandemia estuvo bien prohibir el ingreso a los estadios, por el temor al contagio y porque no se conocía ningún procedimiento médico, ni existían drogas o vacunas que ayudaran a disminuir el contagio masivo, sin embargo hoy en día ya contamos con procedimientos adecuados de cuidado y con vacunas que ayudan a disminuir los efectos letales de la pandemia.
Por eso es que pedimos a la Confederación Sudamericana de Fútbol y a los entes rectores en cada país, que permitan el ingreso de aficionados, por lo menos la tercera parte del aforo de cada estadio.
Esta es la única manera de volver a revivir el espectáculo del fútbol, de inyectarles ánimo y alegría a nuestros jugadores y de celebrar cada gol con amor y entusiasmo.
Ya hace mucha falta, reunirnos a celebrar cada juego de nuestros equipos favoritos, aunque existe una realidad que se vive en cada una de nuestras ciudades: las “reuniones clandestinas”, dónde en un gran número nos sentamos con nuestros seres queridos, con los amigos, alrededor de un televisor y celebramos a más no poder, cada juego.
Debe retornar la vida, la emoción, la convivencia en torno al fútbol, el cual ha sido catalogado como el mejor espectáculo del mundo.