A lo largo del planeta, el fútbol influye de diferentes formas en la población que lo habita; cabe mencionar que puede ser un deporte de entretenimiento; este puede influir de manera socialmente y despertar estados de animo dentro de la población involucrada.
El fútbol da alegrías cuando el equipo favorito gana, afectando al aficionado en sus actividades laborales, familiares y hasta económicas; en cambio las derrotas pueden ser detonadoras de manera errónea en la sociedad; un ejemplo de ello fue la tragedia que se suscitó en Brasil cuándo perdió la final del Mundial de 1950 contra Uruguay, hubo suicidios de cientos de fanáticos.
Esto escenarios definen el entorno de un país, ejerciendo pensamientos que a su vez se definían en acciones; una multitud feliz generaban buenas acciones.
Los que hemos vestido una camiseta sabemos lo que significa y la influencia que podemos otorgar; esta responsabilidad detona una representatividad de un lugar, un pueblo, una ciudad o hasta un país, y desvincular las posibles diferencias que hay en ese territorio.
Este deporte ha ayudado a países que están en guerra a olvidar diferencias y empalmarse en un fuerte contexto de paz. El fútbol mueve pasiones en los países y se ha convertido, en un fenómeno que mueve masas impactando socialmente, que utilizado de buena manera, puede ser un elemento de desarrollo y bienestar social, sin olvidar lo económico. También puede ser un filtro social y generar un logro deportivo, mismo que puede detonar un impulso para generar mayores logros dentro de una nación.