Debo confesar que de pequeño el fútbol no era lo mio, es mas recuerdo tener recuerdos míos donde yo era el arbitro en el partido al frente de mi casa, cada vez que alguien me pregunta y si eso era así ¿Que cambio entonces? Bueno mi historia va ligada a una de las mas hermosas enseñanzas que me dejo mi viejo.
Recuerdo la llegada del mundial USA 94, la expectativa era grande por los lados de nuestro continente, para Colombia se sentía como la oportunidad de alzar la gloria máxima a nivel de selecciones, en aquel entonces mi preocupación era distinta a estar pendiente de tan magno evento, pero el ambiente era contagioso.
Mi padre a sabiendas que yo no era amante de tan bello deporte ingenio lo que a la larga seria una jugada maestra de pedagogía infantil y cambiara el rumbo de mis gustos. Se acerco a mi con un calendario de los partidos a jugarse en aquel mundial y de la manera mas sutil posible me pidió el favor de llenarlo por el, ya que por su trabajo le seria imposible seguir el rastro de los partidos y para el era muy importante, acepte sin reparos y mi mundo cambio.
De aquella experiencia aprendí a sentir la emoción que da el fútbol, aprendí que no eran 22 en la cancha si no millones de almas unidas en torno a una pelota, aprendí a sentir emoción, enojo, amor, impotencia, aquellas sensaciones que solo el fútbol nos puede dar. Fue en ese momento que me enamore de esa pelota redonda que aun me acompaña y no se puede abandonar o dejar.
Ahora que se acerca el mundial de Rusia 2018 entiendo el porque del plan de mi viejo, la gente amante o no amante del fútbol vive la fiesta, se emociona por la llegada del mismo y al igual que muchos su mundo cambia por esos dos meses que se vienen cargados de fútbol.
Gracias a mi viejo querido por cambiarlo todo para mi y entender lo lindo que es el futbol
Edwin Maldonado