Nadie puede negar el crecimiento exponencial en términos de número de aficionados en México hacia los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León y el consiguiente fenómeno mediático en aumento que el equipo norteño ha generado para bien del futbol nacional; el reto para muchos de los analistas más serios de fútbol local es encontrar las causas de este suceso reciente que desde San Nicolás de los Garza se expande hacia todo el territorio mexicano.
Desde el arribo en 2010 (siendo este el tercer momento deportivo de Ricardo “Tuca” Ferretti para con la escuadra felina) se empezó a estructurar un proyecto deportivo en conjunto con el olfato de la filosofía y la praxis teórico-deportiva del Ingeniero Alejandro Rodríguez y el Sr. Alejandro Garza que supiera vincular la pasión, la entrega y la reivindicación de identidad que los aficionados a los Tigres, el primer equipo y en especial algunos jugadores y el entorno universitario generaban, en sintonía con el entorno deportivo fraguado desde la Ciudad de Monterrey. Antes de esa época Tigres peleaba constantemente descenso.
El Torneo Apertura 2011 fue medular en este sentido porque logró consagrar a Tigres como campeón del futbol mexicano en una época dominada por el acérrimo rival “La Pandilla de los Rayados del Monterrey” y el asecho del rival más importante de los equipos regiomontanos fuera de la Sultana del Norte (Santos Laguna de Torreón), también del norte de México, desde la Comarca lagunera.
A partir de entonces se proyectó, desde la directiva y la afición de Tigres, darle un repunte mediático al equipo para acomodarlo como la tercera fuerza a nivel nacional más importante en términos de seguimiento y efecto mediático, algo que parece a la fecha está en proceso pero que sin duda se está en camino progresivo de conseguir.
La gente de Tigres asume como casi imposible desplazar al Guadalajara y al América por la jerarquía nacional de estos clubes (los más populares, grandes e importantes de México), pero ven factible y viable empujar, aprovechando la malaria deportiva actual e institucional de los capitalinos Pumas y Cruz Azul y la medianía deportiva de la última década del Deportivo Toluca, para así acomodarse como el tercer grande de este país en términos futboleros generales.
Mientras Pumas y Cruz Azul escriben páginas de decepción y de pocos rendimientos deportivos, de absoluta medianía y pérdida de incidencia a nivel nacional en términos mediáticos, felizmente la aparición de camisetas amarillas, y no necesariamente de América, sino de la U. de Nuevo León en muchos estadios del futbol mexicano es cada vez más creciente. Tigres se viene acomodando cada vez mejor como una tercera fuerza dominante en el futbol mexicano, aprovechando también los fracasos en términos de subcampeonatos que recientemente escribe el Monterrey a pesar de tener una plantilla bastante cara y un brazo financiero muy amplio.
Tigres además ha logrado gestar una cabal paternidad por sobre los equipos de la Capital del país (América, Universidad Nacional y Cruz Azul) y las Chivas de Guadalajara. Tigres es el equipo que más aficionados en masa, es decir, de cohesión en tribuna logra meter a los estadios rivales para demostrar un simbolismo de absoluto e incondicional respaldo a los colores.
Los Tigres, deportivamente hablando, han escrito una historia reciente de gloria, de buen futbol, de entendimiento y romance con la tribuna, de contratación de grandes fichajes como André Pierre Gignac (en estos momentos la última leyenda del balompié nacional, y que mejor que sea aun futbolísticamente viviente), Rafael Sobis, Guido Pizarro, Nahuel Guzmán, Juninho, Ismael Sosa, Damián Álvarez, etc, además de la consagración de grandes figuras mexicanas como Javier Aquino, Hugo Ayala, Jorge Torres Nilo y Jesús Dueñas; todos de la mano táctica y disciplinaria de Ricardo Ferretti y en asesoría de grandes jerarcas asesores del área técnica como Miguel Mejía Barón y Hugo Hernández.
Bienvenida la grandeza de Tigres, bienvenida su gente, bienvenida la vanguardia de su ciudad, bienvenida la pujanza y la pasión que sus colores netamente universitarios y su esencia y birllo que le da a este cada vez más mediocre futbol mexicano. No hay duda que Tigres es el equipo del momento y de la década en México. Bienvenido ese tercer ranking de grandeza que sus colores, su afición, su universidad, su Estado y sus jugadores tienen más que merecido. Es un orgullo mirar sus partidos semana a semana desde la televisión y quienes tienen la suerte de estar cada quince días en el majestuoso Estadio Universitario de San Nicolás de los Garza. Es un orgullo saber a Tigres como uno de los valores deportivos tan trascendentales de la Ciudad de Monterrey y su zona metropolitana.
Poco a poco Monterrey será la primera fuerza futbolera de este país y dejará en el limbo de la medianía y la mediocridad a Guadalajara y la Ciudad de México, y eso gracias a la jerarquía deportiva que Tigres ha cocinado los últimos años.
Además el fenómeno de los Tigres en la Capital del País y en tierras tapatías se ha vuelto creciente e interesante; desde ver como en las canchas y ligas de barrio, en los estadios locales y en la calle, las camisetas amarillas de tigres son cada vez más constantes. No sobra decir que en las calles de la Ciudad de México muchos jóvenes portan orgullosos sus camisetas originales o de réplica de los Tigres; esto sin duda es un aspecto de enorgullecimiento y de fenómeno nuevo para los aficionados al futbol en México. Además en la última era Tigres acostumbra a meter muchísimos aficionados, yo diría miles y que no son de Monterrey propiamente, a estadios como el Azul, el Azteca, el Akron, el Jalisco, el Nemesio Diez, etc.
A todos en este país debiese alegrarnos de sobremanera este crecimiento generalizado de estos Tigres de época, de leyenda, de órdago, de categoría y de gran futbol asociación. Esta, señores, es la era de los poderosos felinos de San Nicolás.
Bienvenida la grandeza de los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la grandiosa […U.. .. U.. .. U…] de todito Nuevo León. Que suene la polka con resonancia en el cerro de las mitras, Topo Chico, la M y la Silla.
Equipos de capa caída que hoy se muestran en el futbol mexicano, especialmente Pumas y Cruz Azul, debiesen aprender desde muchísimas aristas algo del ejemplo que hacia el futbol mexicano los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León ejemplifican en beneficio de los réditos deportivos al máximo.