La sangre es determinante, los genes dictaminan la personalidad que después un ser humano va modelando para ser un individuo.
Los genes de Mateo Retegui llevan implícitos la competencia, la tenacidad y el hambre de gloria .
Su abuelo se destacó en varios deportes. Fue campeón de remo, integrante de los Pumas B, jugador de básquet en San Fernando y centrodelantero corpulento y difícil de controlar en fútbol.
El Chapa se volcó al hockey. Descolló en San Fernando y en la Selección Argentina. Como técnico su exigencia le hizo ganar varias enemistades. Pero nos dejó la gloria eterna de un oro olímpico con un equipo sin figuras.
Mateo vive en ese ambiente donde no se negocia el esfuerzo por mejorar día a día.
Fue aprendiendo a domar el temperamento.
Los años te enseñan que la serenidad y la capacidad de pensar en lugares difíciles hacen la diferencia. De aquel chiquilín vertiginoso de las inferiores de Boca que pasó por Estudiantes y Talleres a éste hay una diferencia abismal.
Convocado por la Selección Italiana no le tembló el pulso. Jugó en un estadio emblemático con la presencia y el paso firme de quien juega en el barrio con los amigos. Mateo tiene aun mucho por aprender y progresar. Está muy lejos de su techo y es el mejor elogio que uno puede hacer de quien hace de la competencia un modo de vida.
Actualmente, el delantero de 23 años, juega en Tigre. Su pase pertenece a Boca, donde debutó en primera división tras jugar en inferiores.
Pasó a préstamo por Estudiantes de la Plata y Talleres de Córdoba.
Lleva marcados 40 goles en 106 partidos que jugó.
Fue el máximo goleador de la Liga Profesional de Argentina en 2022 (19) y esta temporada lidera la tabla de anotadores (6).
Agradezco a Planeta Fútbol y a el señor periodista Hugo Caporale, a quien admiro y respeto y que le dio a esta nota su característico estilo y titulado .
Feliz, siempre amando a Messi y siguiendo esta promesa que es Mateo Retegui