Soy de los que piensan que el FC Barcelona encabeza la razón histórica del futbol moderno. Tuve la oportunidad de presenciar el partido contra el PSV Eindhoven (de amplia trascendencia mexicana por la cantidad de compatriotas que por sus filas militan y han jugado en el pasado) de la jornada 1 de la UEFA Champions league 2018-2019 desde el Nou Camp de la Ciudad Condal, y de inmediato se ven las formas, las metodologías y las maneras de trabajar un partido cuando el rival te compite, te exige, te ataca, te combate y te vende cara su inferioridad, en este caso la del equipo holandés.
El FC Barcelona resolvió este partido con jerarquía, con meditación implícita y sobre todo con la lectura estratégica de los tiempos del partido, haciendo patente las formas de un equipo inmensamente adulto, todo poderoso y universalmente moderno por donde se le quiera ver.
Mirar al FC Barcelona es un resumen del punto de equilibrio al que el futbol moderno responde: velocidad colectiva en ritmos, nunca de forma acelerada ni desbordada, manejo de pelota a ras de pasto tendiendo a resolver a una, máximo dos intenciones; interiorización y diagonalización de los embates ofensivos haciendo uso de los falsos perfiles 7-9-10, del cual Messi puede simular sin serlo los tres con amplia potencia, con Suárez como un asesino serial dispuesto a aniquilar cuando se le requiera y a Iván Rakitic como conductor formal de los constructos ofensivos peculiares del equipo blaugrana.
Por otro lado y de forma colectiva generalizada el desmarque y el jalón de marca para liberar zona de forma inmediata, atendiendo a la regla toco y me muevo, me desmarco y me muevo, me jalo y me vuelvo a mover. Después la galanura técnica, el excelso manejo de los pies para darle salida, golpeo, recibir un pase, hacer una recepción a pecho, con los pies aéreos o sueltos en el piso, o dar un pase de primer intención; es decir todo lo anterior cumpliendo a cabalidad los estándares finos del trabajo individual en cuestión de la pelota para de inmediato avanzar, moverse con una idea ofensiva, y diversificar las formas de la dinámica tanto del control de la pelota como de la construcción de una fuerza ofensiva.
Otro aspecto es el uso de la totalidad de la cancha con profundidad, sin importar trabajar en los bordes del campo, de forma perimetral, aún en zona defensiva con riesgo absoluto. Jugar con adrenalina puede ser un aliado de grandeza, perfectamente compatible con el lenguaje sublime que significa el FC Barcelona, así de simple.
Los jugadores saben que su movilidad en función a la docena presente (considerando ya al arquero como un segundo defensor central, por ende cumpliendo una doble función dividiéndose en dos literalmente) se da en todos los nodos que conforman la cancha y por ende sus movimientos tácticos responden a ello sin cuestión alguna. La cancha está para usarse mientras la pelota no salga de las franjas blancas. En ese sentido el manejo de pies del arquero Ter Stegen es fantástico, técnicamente impecable y con una lectura de cancha y partido bastante eficiente.
De acuerdo al contexto anterior el hecho de que le expulsen a uno como sucedió con Umtiti no incide mucho en el equilibrio, incluso hasta en el plano emocional del equipo.
El Barça además entrena muy bien los tiempos, las emociones, el silencio colectivo para jugar mejor, los temperamentos, las formas emocionales, los fundamentos psicológicos, de tal manera que saben medir la consistencia de sus ataques y en ese sentido elegir los tiempos para atacar determinantemente y en otros sencillamente administrar el ritmo del partido. Otro rasgo más de la jerarquía de adulto supremo de este gran equipo catalán.
Punto aparte es el de aprovechar al máximo tener al jugador más grande de la historia de este deporte llamado Lionel Andrés Messi Cuccittini nacido el 24 de junio de 1987 en Rosario, Argentina. Lio Messi juega hacia adelante de cuatro a seis posiciones diferentes, y en postura defensiva puede actuar como un volante de recuperación en ambos perfiles sin problemas. La generación de juego del argentino, la creatividad para diversificar el juego en ambos lados, la inteligencia para filtrar un pase en diagonal midiendo la velocidad del adversario y la de Suárez a favor, y sobre todo la movilidad personal de Lionel al momento de distribuir sus espacios y jalar marca, obligar a replegar al adversario dejando luz verde a Philippe Coutinho para mirar, darle pausa al juego y avanzar, entre otras tantas cosas, hacen de Messi un tipo genio, funcional, eficiente, productivo.
Hablar de su técnica individual, de su manejo excelso de pelota al correr, de su disposición personal inalcanzable, de su chispa, de su locura, de su talento, de su creatividad, de su ingenio, de su mentalidad, de su capacidad goleadora, de su olfato ofensivo, de su gusto por el buen trato del balón con él y sin él, y de muchas más cosas ameritarían miles de libros, artículos, informes que este humilde espacio periodístico por cuestiones de espacio no precisa ahora. Futbolísticamente Messi es más que perfecto. No existen adjetivos para darle descripción a su itinerario de juego. Este tipo está muy por encima del mundo entero en términos de futbol soccer profesional.
Por estos y muchos más elementos, aspectos y argumentos que la gente del futbol pudiera citar es que el FC Barcelona tiene la sartén por el mango del equilibrio perfecto para jugar futbol asociación en la época contemporánea. En todo caso lo del resto de los equipos del mundo puede que sean sólo tendencias, formas, lenguajes inclinados, desde luego válidos y legítimos por cierto, pero sesgados de una u otra manera.
Con este equilibrio se logra la consistencia que te permite ver semana a semana a un prototipo de equipo que te regala un espectáculo de máximo nivel, casi rozando la perfección aun perdiendo, y de forma cabal además.
Hay mucho que aprender del Barça para el mundo entero. La duda no me cabe. Tal vez la única crítica que este equipo puede anidar ahora de forma institucional es la obsesión de intentar hacer todo de manera perfecta. A veces es bueno que incluso Messi enseñe al planeta que no es perfecto y que el error, las contradicciones y las debacles hacen falta y son sanas para no olvidar que formas parte de este planeta como el resto de los mortales.