Antes del Gol del Siglo, hubo mucha anotaciones que quedaron en el recuerdo, ya sean por lindas jugadas colectivas o individuales, pero el 22 de junio de 1986 en el Estadio Azteca de México dejó a aquellos goles en una sombra para siempre.
Esa tarde se juntaban muchas emociones: los cuartos de final de la Copa del Mundo, Inglaterra y la cercana Guerra de Malvinas. Tal vez, no sea lo mismo ganar un partido que perder una guerra, pero los argentinos tomaron ese partido como una forma de revancha.
Nadie pensó que ese pase corto del Negro Henrique iba a desencadenar en el mejor gol de todos los tiempos. Maradona agarró la pelota y arrancó a gambetear, como en los potreros desparejos de Villa Fiorito o en sus comienzos en la Paternal, dejó atrás a los ingleses que solo pudieron ver su diez estampado en la espalda porque no les quedó alternativa.
En ese domingo soleado en la ciudad mexicana se vio la perfecta combinación de un jugador con habilidad, talento, guapeza, coraje y sobre todo liderazgo para ponerse a un equipo al hombro y ese partido que Argentina quería ganar por los chicos caídos en Malvinas cuatro años atrás.
En la actualidad y después de 35 años, Argentina vuelve a disfrutar de un jugador de otro planeta, Lionel Messi. La mayoría piensa que Messi siempre ha querido ser como Maradona, a diferencia del común de la gente, es el único que ha podido estar a la altura, lo que significa que solo él sabe cuánto pesa esa comparación.
La Pulga no genera lo mismo que generaba el Diego en los argentinos. Muchos dicen que es por su forma de ser: su personalidad es más silenciosa y no tan expuesta. Además, en la cancha no transmite ese liderazgo que transmitía el Pelusa o en realidad lo hace, pero de una manera diferente, no tanto en los gestos, pero si en sus jugadas.
Por otra parte, pesa el hecho de que el delantero del Barcelona no ganó un Mundial y eso en Argentina lo ven como algo importante, teniendo en cuenta que es el mejor jugador del mundo en la actualidad.