Javier y el Emperador fueron compañeros en el Inter durante varias temporadas en el Inter de Milán, sabía que podría ser una de las estrellas internacionales más recordadas por su éxito, pero lamentablemente fueron los escándalos y su vida extra cancha lo que terminó por derrumbar su grandioso futuro. Pero él estuvo presente cuando se detonó su deterioro, pero no pudo revertir la situación.
El delantero brasileño era considerado como el sucesor de Ronaldo, el Fenómeno. Sus características físicas y sus cualidades futbolísticas deslumbraban al mundo, porque podría hacer goles de todos colores y sabores, sin importar si agarraba el balón en su propia cancha o de plano tenía que tumbar a varios contrincarios de camino a la portería.
Cuando recibió la llamada telefónica sobre la muerte de su padre, estábamos en la habitación. Descolgó el teléfono y comenzó a gritar de una forma que nadie puede imaginar. Todavia me estremece.
De acuerdo a Tutto Mercato, el exdefensa estuvo presente cuando Adriano recibió la noticia que le cambió la vida, pero no tuvo ningún recurso a su alcance para impedirlo. El brasileño supo que su papá había fallecido mientras se encontraban en concentración, lejos de su tierra y lejos de él.
“Desde ese día Massimo Moratti y yo lo tratamos como un hermano menos…pero después de esa llamada nada fue igual.”
A partir de ese momento, el Emperador sólo se dedicó a descuidar su salud, su aspecto físico, sin importar que siguiera jugando futbol y con la dedicatoria al cielo en cada pirulo que lograba anotar. Lo malo, nunca pudieron lograr que ladepresión que surgió por la partida de su padre, lograra abandonarlo. Simplemente se dejó caer y no hubo quien lo levantara.
El futbol perdió la oportunidad de ver el máximo potencial de un jugador que pudo marcar la historia del balompié internacional, porque pintaba para ser ícono y leyenda mundial.