En muchas ocasiones escuchamos comentarios que dirigir al equipo de fútbol Barcelona es lo más fácil y sencillo para cualquier director técnico. Un equipo lleno de estrellas, de talla mundial todos y con la super figura de Messi, más favorable todavía, pero siendo realistas las cosas no son como aparentan ser. Aún siendo un grupo de grandes futbolistas se requiere un guía, alguien que ordene a todas estas luminarias, aplaque sus egos, los haga entrar en razón para jugar y ganar en equipo y no ser individualistas, ser solidarios y responder cada uno a las funciones asignadas en cada juego. En el último partido de la champion liga el Barcelona lucia acorralado por la velocidad y alta presión que ejercía el Liverpool, no permitiendo a los cúles hacer su juego de posesión y salir jugando desde atrás como acostumbrea y con Mané y Salah haciendo de las suyas y creando constante peligro por la punta izquierda y derecha. El partido pintaba para un pronto empate.
Pero es ahí donde se hace importe un director técnico como Valverde, ya que con un sólo cambio corrigió, controló y gano el juego. El cambio de Semedo por Coutinho fue genial. Con ese cambio logro taparle todas las salidas por izquierda a Mané y lleno el medio campo con más marca y salida con Sergi Roberto por derecha y con mover a Vidal a la zona izquierda del medio campo bloqueo y termino controlando a Salah e igual pudo tener más de ataque con el chileno. Un sola sustitución óque cambio el rumbo y el resultado del partido y que le permitió a los cúles someter al rival y ganar el partido a su antojo, resultado que pudo ser más abultado de no ser por las malas definiciones de Dembele finalizando el juego. La serie parece queda sentenciada y el Barcelona con sus estrellas guiadas por su líder Valverde deberá afrontar una nueva batalla en el partido de vuelta para llegar a la final soñada.