NO HAY MEXICANOS EN LA ÉLITE
En estos momentos México tiene muchos jugadores en Europa y de eso no cabe la menor duda, el tema es: ¿Juegan en la élite?; está claro que algunos de ellos juegan incluso la Champions League, que esto sin duda ya es meritorio y ampliamente significativo, y que además nos suma réditos en torno al futbol mexicano. Sin embargo estar en la élite significaría jugar en los equipos que en estos momentos son la máxima cúspide del mundo como el Real Madrid, la Juventus, el FC Barcelona, el Liverpool, el Manchester City, el Bayern Munich y el Paris St. Germain, incluso el Manchester United junto a los equipos italianos milaneses y romanos (Inter, Milán, Roma y Lazio) por jerarquía, podríamos considerar también a los londineses Chelsea y Arsenal, al Nápoles, así como los españoles Atlético de Madrid y Sevilla.
El resto de clubes del mundo pasan a ser segunda categoría de Europa. Sería importante que nuestro futbol tuviera embajadores en esos clubes de máximo prestigio para crecer y demostrar que como nos dicen los propagandistas del futbol mexicano ya estamos en los más altos niveles.
HAY BUENAS PROMESAS NACIONALES
A pesar del infame rendimiento de México en los pasados amistosos de septiembre contra Uruguay y Estados Unidos, y aunado a eso de la poca claridad directiva, federativa y de consagración de un modelo de proyecto deportivo que tenemos en México, si es que tenemos, porque yo ya no sé; destaco y rescato que desde la cancha las promesas que tenemos en los nuevos jóvenes mexicanos nos pueden dar luz de esperanza de cara al futuro.
Lainez, Lozano, Guti o Alvarado y Cia demuestran que las canteras más serias del futbol mexicano, desde las más profesionales en estos momentos como Pachuca, Chivas y América hasta las que viven del crédito del pasado como Pumas o Atlas, siguen trabajando bien, aunque sí pudiendo dar más, mucho más, para mejorar los estándares competitivos claro está.
Sin embargo en estos jóvenes mexicanos es posible ver el trabajo formal, competitivo, físico y con proyección hacia Europa. México tiene que priorizar la formación y la estructuración de canteras con miras a Europa. Reitero, la élite, el mejor nivel, la mejor cultura del espectáculo es y seguirá siendo Europa, por consiguiente los sueños de los muchachos mexicanos deben estar encausados en los mejores equipos de allá; veo bien que desde acá se les enseñe, se les cuide, se les proteja, se les observe y se les ponga a jugar caracterizando estándares europeos.
Sin embargo la juventud mexicana necesita el respaldo de clubes, el respaldo de sus federaciones, el apoyo de sus directivos y el contagio institucional para conquistar el mundo, para prosperar el futbol mexicano y para hacer crecer todo lo concerniente al futbolista mexicano.
LA GLORIA Y LAS ESTADÍSTICAS SIGUEN CON EL ESPECTÁCULO
Digan lo que quieran pero el futbol mundial de altas polientas y niveles, tanto a nivel selecciones como a nivel clubes, particularmente en Europa, sigue consagrando y honrando con títulos, conquistas, récord, estadísticas, y otros a los jugadores, equipos y estructuras deportivas que apuestan por el máximo espectáculo, que arriesgan, que proponen, que generan hacia adelante, que no se encierran, que no copan la pelota para jugar con miedo y sentimiento de inferioridad, que venden cara la derrota.
A final de cuentas el universo, la vida, el mundo y el futbol son inteligentes, conscientes y responden a los criterios más justos, y así, a diferencia de otras partes del mundo donde se privilegia el resultadismo y los números a costa del espectáculo pobre y rupestre, la máxima élite mundial demuestra que el premio y el sentido de reconocimiento privilegia bastante a aquellos que se atreven a ofender, a darlo todo y hacer desde la cancha el rito más exquisito y vital posible. Insisto con mi convicción de pensar el futbol en términos de equilibrio de fuerzas con miras hacia adelante, a la ofensa, a poner toda la carne al asador y buscar, buscar, buscar y buscar el arco enemigo. Esa es la chispa adecuada, diría el maestro Enrique Bunbury ni más ni menos.