Entre fútbol y lectura media algo más que la misma historia convencional, media el placer y el gusto. El placer que existe en quien escribe historias y reportajes futbolísticos y el gusto o el placer de quienes leen esas historias y reportajes de fútbol. El gusto es un simple ejercicio visual y frágil, que no supera la sensibilidad natural del ojo frente al objeto escrito, o la imagen escrita o televisiva; mientras que el placer volatiza el simple ejercicio visual y se instala en profundas sensibilidades de reflexión, en el corazón mismo del objeto de lectura.
Las relaciones del fútbol con la lectura también ocurren en el marco de la convivencia cotidiana, entre propuestas de prensa y lectores aficionados al fútbol y entre lectores y características sociológicas de una sociedad que ha encontrado en la superficialidad, maneras de comportamientos promedios y normales y con una pasividad y un afán de adaptación que asombran. Todos sabemos que la propuesta lectora más lejos del hombre de hoy es la prensa escrita, especialmente el periódico, y en tal dirección, de acuerdo a intereses de poder que no controla el hombre-masa, éste no tiene opciones diferentes de las imágenes y los textos editados en las redes sociales, conformándose y adaptándose a ellas sin la conciencia crítica que preludie actos esperanzadores de cambio. Ni la escuela ni la sociedad han realizado en este sentido, aportes significativos para cualificar el propósito del lector nuestro, por el contrario, la cultura social ha fortalecido actitudes y esquemas conceptuales en la cima de la mediocridad.